Apostasía masiva a lo largo de todo Chile
¡Súmate a presionar, exigir y a demostrar tu descontento!
Las chilenas y chilenos estamos demasiado acostumbradas/os a que la Iglesia Católica intervenga en nuestros cuerpos. A principios de los noventa, el gobierno crea las Jornadas de Conversación en Afectividad y Sexualidad (JOCAS), pero la Iglesia presionó para que no se realizaran y lo logró. En los 2000, la Iglesia Católica, junto a políticos de derecha, impidieron y postergaron que la Píldora Anticonceptiva de Emergencia (PAE), se distribuyera gratuitamente a la población que lo requiriese, lo que por fin se pudo lograr recién el año 2007.
Actualmente el panorama es aún más desalentador. Hace algunos meses la Iglesia y diputados de la derecha, adjudicándose una supuesta defensa a la vida y a la familia, presentaron un recurso de inconstitucionalidad que buscaba ya no sólo prohibir la Píldora Anticonceptiva de Emergencia (PAE), sino también los ¡Dispositivos Intrauterinos! (la T de cobre que es utilizada por 1.435.948 mujeres en todo el país, la mayoría de ellas provenientes de sectores populares) y todos los anticonceptivos que contengan levonorgestrel.
Hace pocos días el Tribunal Constitucional emitió un comunicado respecto al fallo. Ignorando todas las evidencias científicas que afirman el carácter no abortivo de la PAE, anunció que proscribirá su entrega en el servicio público y es muy probable que esto se extienda a la distribución de todas las pastillas anticonceptivas que contienen levonorgestrel, las que constituyen la gran mayoría de los anticonceptivos que se entregan actualmente en los servicios de salud. No prohibió la T de cobre por lo impopular que resulta quitar a las personas un método con el que han contado desde hace 40 años, pero ello no hace menos compleja la situación. La gravedad de este hecho radica en que 9 personas, en base a criterios políticos-ideológicos y no técnicos, decidieron por toda la población acerca de su sexualidad y reproducción, lo que puede ocurrir también en otros asuntos. Este fallo sienta precedentes de que en Chile los derechos ciudadanos obtenidos gracias a arduas luchas sociales pueden en cualquier momento ser revocados por un grupo pequeño con el poder de imponer sus puntos de vistas amparados en la Constitución.
Las autoridades de la Iglesia, sin embargo, han permanecido en silencio, pese a que fue la mismísima abogada de la Conferencia Episcopal, Carmen Domínguez, quien presentó ante el TC los argumentos a favor de la inconstitucionalidad de los métodos anticonceptivos previstos en las Normas de Regulación de la Fertilidad. A través de esta actitud la Iglesia busca mantener una imagen de neutralidad y ocultar su implicación en estos graves hechos, que ponen en jaque nuestro derecho a optar por las distintas alternativas anticonceptivas que los avances científicos han desarrollado.
El fallo que emitió el TC como la más pura expresión del poder de la Iglesia Católica y la derecha conservadora, atenta sobre todo contra las y los jóvenes que quieren tener relaciones sexuales de manera segura, sin correr el riesgo de un embarazo no deseado. El embarazo adolescente es un drama personal y un problema social que afecta fundamentalmente a las mujeres, puesto que en una sociedad machista son éstas las que casi siempre asumen los costos sociales de la reproducción. Además las cifras indican que son las mujeres de los sectores pobres las que más se embarazan. ¿Se pueden imaginar los señores de la Iglesia, el TC y la derecha lo que significa para una joven asumir la maternidad a muy corta edad y en condiciones de precariedad económica? ¿Por qué no evitar el sufrimiento de las adolescentes cuando existen métodos seguros para ello? No podemos sino afirmar que es una decisión arbitraria, injusta e irresponsable, que privilegia los dogmas de unos pocos por sobre el bienestar de muchas y muchos.
No queremos más actos de autoritarismo de la Iglesia Católica y es por ello que a través de la presente convocatoria hacemos un llamado a las distintas organizaciones, agrupaciones, redes, colectivos y personas en general, a unir fuerzas para realizar una acción de Apostasía masiva, esto es, que de quienes fuimos bautizadas/os pidamos a la Iglesia Católica de nuestro país, por medio de una carta al Episcopado, el ser excomulgados/as y sacados/as de sus registros.
¿Y por qué la apostasía?
Creemos en un Estado Laico donde prime el bien común, las decisiones mayoritarias y la capacidad de ser y desarrollarse como ciudadanas y ciudadanos autónomos. Creemos que no es posible que la Iglesia Católica siga imponiendo su moral en las políticas de educación y salud. Si quieren dar su opinión, está bien, pero no intervengan en las políticas públicas. No intervengan en nuestra libre decisión sobre nuestra sexualidad y reproducción.
Esta acción es un acto de profunda rebeldía frente a una institución que históricamente ha vulnerado los Derechos Sexuales y Reproductivos de hombres y mujeres, que son parte de los derechos humanos. Repudiamos el fallo del TC y queremos que todo Chile sepa de nuestra molestia frente a una decisión que fue tomada a puertas cerradas por sectores minoritarios pero con mucho poder e influencias, que no nos representan y que nos están imponiendo su moral. Asimismo queremos exigir que la Iglesia Católica se manifieste y rinda cuentas ante la ciudadanía por esta decisión arbitraria que tanto daño hace a las chilenas y chilenos.